Durante la primera mitad del siglo xix se implantó en España el Estado liberal. La “soberanía nacional” fue el fundamento y justificación de las estructuras políticas y administrativas que se establecieron, principio muy distinto en el que se basaba la Monarquía absoluta de los siglos anteriores. Ello repercutió de forma esencial a la función y composición que cumplió la casa real. Sin duda, los cambios se consumaron en las regencias de María Cristina de Borbón y del general Espartero. Durante la regencia de María Cristina, la real casa consumó la sustitución de las estructuras antiguas por las nuevas. A partir de entonces, los oficios de la casa real se distribuyeron en dos secciones: la de “economía” y la de “etiqueta”; de acuerdo con las que se desarrollaron sus actividades y articularon los oficios. Esta transformación, lógicamente, también afectó al empleo y función que tuvieron los sitios reales, al mismo tiempo que se consumaba la separación entre patrimonio real del patrimonio del reino. En la aplicación de los nuevos reglamentos tuvo un protagonismo esencial la familia Muñoz y sus amigos (grupo al que denomino el “clan de Tarancón”); quienes, sin ninguna instrucción cortesana ni intelectual, y sin proceder de familias ilustres o nobles, sino sirviéndose del matrimonio contraído por Agustín Fernando Muñoz con la reina regente, consiguieron ir implantando los nuevos reglamentos de la casa y sitios reales, al mismo tiempo que consiguieron su objetivo de ascenso social. |