Un antiquísimo manuscrito, el Libro de Abraham, desvela en sus páginas la más preciada fórmula alquimista: cómo fabricar oro. Quien lo tenga en sus manos deberá saber hacer uso de él y guardarse de la codicia ajena. El canónigo Armena tuvo que sufrir grandes avatares para dar con la fórumla, acechado por la Inquisición y por los rumores que le acusaban de practicar brujería. La reaparición casual del libro en Madrid, cinco siglos más tarde, pone en alerta a la CIA, al Mossad y a una poderosa mafia rusa, y activa una trepidante trama de inesperado final |