A pesar de su desastroso final, no todo fue tan malo, tan negativo, en el reinado de “La de los Tristes Destinos”. Así como en la primera parte del mismo hubo una década, entre 1844 y 1854, en la que se levantó de la nada, piedra a piedra, el imponente edificio de la Administración contemporánea, en la segunda hubo también un periodo de prosperidad, una suerte de bélle époque, como dijo Raymond CARR, en los años comprendidos entre 1860 y 1865, durante el “Gobierno largo” de O’Donnell, en los que España recuperó su retraso anterior y dio un espectacular salto hacia adelante con el que se incorporó a la modernidad. |