El lector tiene entre sus manos un libro que podrá convertirse, en un futuro no muy lejano, en un auténtico clásico. Se trata de una obra de un filósofo italiano, Marx y la Esclavitud, escrita con todo el primor y exhaustividad que el público cultivado puede esperar de un gran erudito. Ese gran erudito, un perfecto conocedor de Marx, no es otro que Diego Fusaro.Marx apenas despierta el interés de unos pocos académicos. En cuanto a la agitación política, escasamente quedan ya marxistas en los partidos y en los sindicatos, y quien todavía saca su icono y reza ante él, suele traicionar su verdadero legado. Lemas como «quien no trabaje, que no coma», presentes incluso en las Sagradas Escrituras, suenan excesivamentedespóticos (y marxistas) en las filas de aquellos que aspiran a una paga universal para no dar ni golpe desde los años mozos del instituto hasta la edad del asilo de ancianos |