Decepcionante, frustrante son los términos que usarían la mayoría de los juristas, si tuviéramos que calificar la forma en que el derecho penal o el sistema jurídico en su conjunto ha resuelto los casos que conlleva la causación de graves daños ocasionados por grandes empresas al medio ambiente, los derechos humanos o a intereses colectivos como los implicados en la lucha contra la corrupción. Si la pregunta se la hiciéramos a las víctimas o a los ciudadanos los calificativos serían sin duda mucho más gruesos; entre los que aquí pueden reproducirse: irritante, humillante, desesperante... Aunque en el debate público suelen estar ocultas, o precisamente por esto, en pocos casos se aprecia un grado tan alto de victimización secundaria como en el caso de víctimas corporativas. Este libro atiende de manera prioritaria a buscar una solución alternativa a sus intereses basada en la Justicia Restaurativa. |