La regulación de la jornada de trabajo ha ido ganando en complejidad para dar respuesta a las profundas transformaciones que se vienen produciendo en el entorno productivo, económico y social. Frente a modelos de trabajo tradicionales más estables, pero también más rígidos, con jornadas “estandarizadas” (de 9 a 5, de lunes a viernes), las normas legales y convencionales ofrecen ahora múltiples alternativas para una gestión flexible del tiempo de trabajo: horas extraordinarias, distribución irregular de la jornada, acumulación del descanso semanal, entre otras. Con ello, se dota a la empresa de las herramientas necesarias para la articulación de una jornada versátil, adaptada a las necesidades cambiantes de la demanda, pero correlativamente se recorta la disponibilidad del trabajador sobre su tiempo de ocio y de disfrute familiar y personal. En este escenario, las modificaciones normativas más recientes buscan garantizar el cumplimiento efectivo de los límites legales de jornada y descansos, y potenciar los derechos del trabajador en esta materia, especialmente los vinculados a la conciliación de sus obligaciones familiares y profesionales. |