JOAQUíN SOROLLA Y LA MEDICINA |
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$ 13.00
Según respuesta
del editor |
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En la obra de Joaquín Sorolla hay un número notable de piezas maestras dedicadas a la enfermedad y sus paliativos, junto a algo más de una docena de retratos de profesionales de la medicina. Este interés no se explica sólo como algo propio de una época en la que todavía no se contaba con los beneficios de los derivados de la penicilina y otros antibióticos. Hay que tener en cuenta las enfermedades que aquejaron a los miembros de la familia Sorolla. Especialmente la de la hija mayor, María, que sufrió de tuberculosis, por lo que estuvo rodeada frecuentemente de profesionales de la medicina. La estrecha vinculación del pintor con diferentes miembros de la Institución Libre de Enseñanza, donde se educaron sus tres hijos, es otro factor a tener en cuenta; explica la afición de Sorolla por el espíritu crítico de los profesionales y la investigación científica. Obras maestras de primera época como ¡Triste herencia! (1899) −protagonizada por niños afectados por la sífilis congénita− o Una investigación (1897) son buenos ejemplos de ello. En esta última está retratado el doctor Luis Simarro, concentrado ante el microscopio y rodeado de sus discípulos; transmite pasión por la ciencia y optimismo ante los avances médicos. |
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