Álvaro Figueroa, en esta Invitación a la incertidumbre, busca el amparo del extrañamiento como vehículo para llegar a la mente del lector. El efectismo sutil y misceláneo de los mundos que el autor propone en esta serie de narraciones rasga el velo que cubre la realidad y es lo onírico y lo sensorial —a veces también lo tenebroso— lo que se hace patente en la trama. Hemos de desterrar toda lógica mundana antes de acercarnos a los relatos fantásticos, inquietantes, turbios, mágicos... que pueblan estas páginas. |