Si una persona va perdiendo sus rasgos individuales —casi siempre inconscientemente—, va quedando menoscabada. La conciencia que se tenga de ser uno mismo es, entonces, importantísima. ¿Por qué es tan fácil perder la identidad? Acechan las trampas, los falsos cantos de sirena. En algún momento, la inteligente y bella María Jesús de la O, protagonista de Identidad, pierde la suya en significativa proporción. Al leer la novela Tú eres la paz, empieza a encontrar la clave para recuperar su autoconciencia. Investigando pormenores acerca de la autoría de esa obra literaria, se encuentra con grandes sorpresas. No siempre las personas honestas que optan por una posición cívica son consecuentes. Si impregnarse de circunstancias ajenas puede servir para comprender la propia vida, María Jesús toma una determinación crucial a partir de las experiencias adquiridas en la historia ficticia leída y en el conjunto de comentarios por ella provocada. Confirman su decisión identificatoria —reflejada en su Diario de Vida— la suma de otros relatos leídos, oídos o vividos que conforman el mundo de la novela Identidad. Por ese conjunto transitan estudiantes universitarios, profesionales, pueblo genuino y repudiables malandrines canallescos, cada cual desarrollando a su manera la reveladora aventura de vivir |