El día y el año, unidades históricas de tiempo, coinciden con el tiempo astronómico del mismo nombre, en tanto el siglo es una unidad elástica, que se utiliza para dotar a un periodo de tiempo de una identidad. En Francia, 1789 puede tomarse como origen de un largo siglo xix al que puso fin la guerra europea en 1914; en España, la guerra de la Independencia suele considerarse como el comienzo de un siglo corto que concluyó con la independencia de Cuba y Filipinas. En este tiempo el ejército pasó por experiencias bélicas inéditas, como los cinco años de guerra de guerrillas, novedad que inspiró las guerras revolucionarias de la segunda mitad del siglo xx; pasó también por la experiencia –vivida antes por los ingleses– de perder las colonias americanas tras una larga campaña. Fernando VII no consiguió, a pesar de su capacidad y empeño, un heredero varón, circunstancia que, unida a la imprevisión política de sus predecesores, condujo a las guerras civiles entre liberales y carlistas. Las condiciones y el desarrollo de las guerras modificaron radicalmente la naturaleza del ejército, hasta entonces real, profesional y estamental, por otro nacional, y condujeron a la introducción del servicio militar obligatorio y abierto a todas las clases, en las que la posición de los oficiales en la escala militar responde a la antigüedad, capacidad y méritos personales. La convulsión que vivió el ejército fue comparable a la que había experimentado el francés de la Revolución del 89, habida cuenta las diferencias de población |