El trabajo que hoy tienen en sus manos, indiscutible y profunda obra de investigación sobre la vida y la obra del escritor extremeño, aclara con la meticulosidad y sapiencia de un hombre honrado, muchos de los tabúes y críticas desafortunadas que ha sufrido el autor, no solo durante su corta vida literaria y hasta su suicidio en 1916, sino que, después de su muerte, siguió siendo víctima del rechazo de una parte de la España intolerable, que no supo –o no quiso ver- más allá de la mera superficialidad de los argumentos en los que se basaban algunas de las novelas llamadas por ellos, falsamente, eróticas, e incluso, pornográficas. Trigo, buen médico, comenzó su lucha sin cuartel contra la limpieza física y moral de las mujeres extremeñas, y más tarde de todas las mujeres del mundo a través de sus novelas. Una de sus más firmes ideas en este sentido, repetidas una y otra vez en sus consultas como en sus obras literarias, era el de que las mujeres alcanzarían su libertad individual cuando fueran dueñas de su sexualidad. ¿Nos suena a algo esta clarísima transgresión en los tiempos actuales de completa permisividad sexual? |