Érase que se era un México teñido de verde olivo. Así podría empezar un cuento distópico en el que las Fuerzas Armadas abandonan los cuarteles para ocupar, con el característico color de su uniforme, cada vez más espacios de nuestro atribulado país. Pero lamentablemente funciona también como descripción objetiva de lo que está ocurriendo hoy, con el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina cada vez más presentes en funciones que deberían serles ajenas. Este libro recorre un siglo de la tensa relación entre el poder civil y el poder militar, desde los tiempos en que un requisito no formal para ser presidente de la República era contar con galones de general hasta nuestros días, y en paralelo narra la historia de la crónica debilidad policiaca. Los autores muestran la dudosa ruta jurídica que como sociedad hemos recorrido para justificar la participación de las Fuerzas Armadas en la preservación de la seguridad pública —hoy puesta en vilo por la delincuencia organizada— y, en el actual gobierno, en funciones tan diversas como el manejo de aeropuertos, la construcción de obras, las aduanas y la migración, al punto de que hoy ejercen un control territorial sin precedentes. Tras un análisis detallado de la Constitución, de diversas leyes y de las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, esta obra señala los riesgos no sólo de la militarización de facto sino del protagonismo de ciertos valores esenciales en la vida castrense: opacidad, obediencia, subordinación, contrarios al ideal de una convivencia democrática. Esta obra nos invita a alejarnos del país verde olivo en que estamos convirtiéndonos. |