Si el tiempo no hace ruido, ¿quiénes hablan por él? Hablan los recuerdos tendidos en sus pentagramas formando partituras. A veces son nanas que acarician y otras, alaridos estridentes que no dejan de ser la música litúrgica del lento morir que es la vida. En esta pieza teatral, (...) vamos a recorrer lo mejor y lo peor de la familia, elemental soporte para el ser humano y templo de nuestras divinidades más inmediatas que son nuestros seres queridos. La familia también puede aparecer como prisión sin ventanas ni esperanzas (...). Están invitados a este culto mistérico de la garra de sus ofi ciantes. El primero de ellos es Néstor, quien se alza como víctima y divinidad de este culto, como su alter ego, Dióniso. |