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Hoy en dÃa el sÃmbolo se identifica muy a menudo con ciertos esoterismos de escasa profundidad intelectual, con una especie de magia infundada sin relación alguna con la religión o las ciencias humanas. La presente obra propone lo contrario, a saber, un esoterismo bien entendido que podrÃa ser el vÃnculo que permita un diálogo interreligioso y globalizado. Se trata de una propuesta que no es nueva, pues ya ha brillado con luz propia a lo largo de la historia, sobre todo en el Renacimiento, cuando la filosofÃa hermética pretendió reunir en torno al cristianismo las antiguas tradiciones paganas.
Para desarrollar dicha propuesta, el autor se vale de un personaje especialmente singular: Louis Cattiaux, un creador polifacético que, como otros similares, la historia se empeña en marginar. Este filósofo, quÃmico y alquimista, que hizo del arte una filosofÃa y de las vivencias una sabidurÃa, anticipó horizontes y anunció aquello que ahora, setenta años después, va viendo la luz. AsÃ, en su obra convergen los elementos necesarios para una reflexión sobre el sentido del sÃmbolo en el tercer milenio de la era cristiana, en un mundo globalizado y, a su vez, profundamente individualizado.
La semilla interdisciplinar de Cattiaux quedó depositada en un libro también inclasificable, El mensaje reencontrado. La presente obra es una exhortación al conocimiento de ese mensaje reencontrado o sÃmbolo renovado, en el que las tradiciones de nuestros antepasados se aúnan con la experiencia personal. Raimon Arola pretende abrir un ámbito de estudio que permita recobrar la riqueza de los sÃmbolos tradicionales y hacerlos presentes y vivos.