Durante más de doscientos años, el magnífico túmulo funerario del que fuera vizconde de Rueda y virrey de Sicilia, antepasado de los condes de Aranda, permaneció empotrado en la pared de una capilla de la iglesia, de manera que solo quedaba a la vista la mitad del conjunto. Sin embargo, originalmente fue una pieza exenta y, por tanto, esculpida en sus cuatro caras. Una reciente investigación histórica puso de relieve este hecho, e inmediatamente la Institución Fernando el Católico promovió las tareas necesarias para su descubrimiento y rehabilitación. En el verano de 2010, el antiguo sepulcro del virrey Ximénez de Urrea volvía a mostrarse en su esplendor original. |