Rogvall nos ha declarado la guerra. Llevo preparándome para ser reina de Aisha del Norte desde que era una niña, por eso sé que corremos un grave peligro. La única manera de evitar un nuevo derramamiento de sangre es ofrecerle mi vida a Rogvall. El Alto Mando y mi padre quieren protegerme y dejarme al margen de la expedición, pero no lo voy a permitir, aunque para ello tenga que simular que Marcus, el hijo del capitán general de Aisha del Norte, me ha embaucado para que me suba en su carromato. Sé que es una locura, sobre todo porque no acabo de entender en qué momento mi enemistad con Marcus se ha ido transformando en un deseo incontrolado de besarlo. |