Ha llegado el frío en la Vall de Boí. Y, con las primeras nevadas, también ha llegado un implacable asesino que va dejando cadáveres torturados y martirizados en las iglesias de este valle, todas ellas Patrimonio de la Humanidad. El comisario Jaume Fuster —un hombre que no teme a nada ni a nadie— tendrá que combatir viejas supersticiones medievales en medio de la belleza del lugar, donde todo vuelve, también los lobos. Una novela que nos transporta hasta uno de los parajes más bellos de los Pirineos, en un ambiente de intenso frío nórdico mezclado con el carácter mediterráneo y la violencia americana |