Este libro continúa la elaboración del lugar como medida de lo vivido y de la literatura, que José Ángel Cilleruelo emprendía en Almacén. Dietario de lugares (Polibea, 2014). No envejecemos en el tiempo sino en nuestros lugares, sostenía entonces, en los lugares que nuestra mirada atesora y configuran una dimensión intangible y no lineal de nuestro transcurso, esto es, en definitiva, el pensamiento y, en el caso de Cilleruelo, el pensamiento poético, según afirma Manuel Santirso en el prólogo, como forma de conocimiento. A modo de estampas de papel foto sensible, las entradas de este singular dietario nos enseñan que la vida se conforma de las figuras y objetos que nuestros ojos impregnan en el lienzo y con los que verificamos la tentativa, como nos enseñó Perec, de agotar el lugar... y diríamos nosotros, «nuestra vida» que nos constituye |