El 3 de octubre de 1938 doce aviones sublevados bombardearon las calles de Madrid. Esta vez no caían obuses, sino bolsas con pan blanco que decían "En la España Nacional, «Una, Grande y Libre», no hay un hogar sin lumbre ni una familia sin pan". No se trataba de un acto de generosidad fraternal con los hermanos del otro lado del frente, sino de una planificada estrategia de guerra para conseguir la victoria franquista sobre la República española. Durante la guerra civil, alimentar al pueblo se convirtió en uno de los mayores problemas políticos del lado gubernamental y la escasez se extendió como una epidemia que afectó en vanguardia y retaguardia y determinó el desarrollo, la experiencia y la memoria de la guerra civil española. Cartillas de racionamiento, mercados clandestinos, intercambios y panes negros se instalaron en la cotidianeidad española y permanecieron como compañeros de la miseria hasta los años cincuenta. Este libro se propone analizar el problema de abastecimiento a la población republicana desde una mirada global. Para ello, analiza las medidas oficiales del Gobierno, la instrumentalización del hambre como arma por el bando franquista, la intervención humanitaria internacional y las respuestas que mujeres y hombres corrientes dieron a la carestía para conseguir sobrevivir. |