El habitante incierto es un poemario en el que abunda el verso sencillo y lapidario, no exento de una calidad indiscutible. Hay en él resonancias de grandes maestros como Valente, Margarit o Cavafis, entre otros. Autores que, a pesar de situarse en las antípodas literarias unos de otros, configuran la trayectoria poética del autor. Los poemas, de pocos versos en su mayoría (o los justos, como decía Valente), tan contundentes como reflexionados, muestran una experiencia vital arañada por la ausencia, por la pérdida y también por el desafío de la soledad, a veces dolorosa, otras veces, celebrada. Del mismo modo, es necesario subrayar el hecho feliz, destacado en todo el poemario, del encuentro con el otro. Es precisamente este encuentro con la alteridad el que dota de sentido la existencia del poeta. |