Para Anna Ajmátova, encontrar su voz fue la única manera posible de estar en el mundo. Nunca imaginó los efectos de su poesía en tantas personas distintas, así que esta es la historia del torbellino de pasiones que desencadenó en cada una. Desde la envidia del hombre más poderoso de su época hasta la atormentada admiración de la mujer encargada de vigilarla. Desde San Petersburgo antes de la Revolución, seremos testigos de su relación compleja con los creadores de su tiempo: con el poeta más reconocido de su generación, Nikolái Gumilyov, su primer esposo, asesinado en 1921; con el pintor y escultor Amadeo Modigliani, con quien mantiene una relación amorosa duranteun corto tiempo; y con Stalin, también poeta en su juventud, y responsable de su deportación |