El Próspero de La tempestad, extranjero en su isla y entregado a las ciencias ocultas, es hoy un verdadero símbolo del mismo teatro: mermada su influencia, exenta de los procesos de digitalización y empeñada en mantener un ritual contrario a los ejes de la postmodernidad, la escena milenaria habita ya en las afueras de la misma cultura. Este ensayo aborda los vínculos que comparten teatro y marginalidad, tanto en su presente como en su proyección histórica, de Shakespeare a Brecht, de Esquilo a Beckett, de Arrabal a La Zaranda; con el convencimiento de que sólo desde el exilio se puede emprender el viaje al corazón. |