Frente al maleficio de Babel, Miguel de Cervantes, gracias a sus lecturas y a su experiencia como viajero, conoció a fondo la variedad y riqueza representada por el plurilingüismo, la traducción y las lenguas en contacto. Al igual que Erasmo y otros humanistas, consideró que la lengua es la marca mayor de la dignidad del hombre, pero él sometió tales principios a la prueba de la realidad literaria en el Quijote, en el Persiles y en otras obras mostrando la capacidad comunicativa del español y sus múltiples posibilidades narrativas. De este modo, no solo contribuyó a la invención de la novela moderna, sino a ensanchar una lengua universal que estaba ya en contacto con otras muchas lenguas y culturas, adelantándose a cuanto representa actualmente su expansión en un mundo globalizado |