El diputado permanente había recorrido todo el primer tercio del siglo XX favorecido por las finanzas, la industria y la propiedad agraria, bendecido por la Iglesia y la benevolencia de los mandos militares, dentro de un cacicazgo indeleble. Pero la irrupción republicana amenazará directamente su supervivencia y los protagonistas destronados darán un paso al frente para recuperar una vida de césares con todas sus consecuencias y contradicciones, reivindicando ahora un nacionalismo retórico dentro de una coreografía fascista, patrocinada por la jerarquía eclesiástica, con un nuevo estilo ardiente y combativo. Tras la cortina, estaba la guerra civil |