Lo corto no goza de buena prensa en nuestra cultura. Alguien corto es un paisano con pocas luces, corto es el género chico del séptimo arte y, todo lo corto es una desgracia en las artes amatorias. Y sin embargo hay ideas huérfanas de texto que solo en un formato como el relato corto alcanzan su justa dimensión. En el libro, esas ideas son fogonazos que, náufragos en la marea de letras de una publicación larga, perderían lustre. Porque quizá su historia puede ser contada en una frase, en un párrafo o en una página. Porque están escritos como quien dispara: sin concesiones y en un arrebato. Sostiene entonces, no se alarme, una pistola caliente entre las manos. Una pistola caliente como la felicidad a la que cantaba Lennon |