El siglo XIX, desde “el grito de Dolores” hasta la derrota de las fuerzas invasoras francesas, nuestro país se vio estremecido por guerras constantes entre liberales y conservadores en las que participaron numerosos contingentes de hombres tanto de uno como de otro bando y en las que murieron incontables mexicanos. Los conflictos bélicos disminuyeron con el triunfo del bando liberal en 1867 y del Plan de Tuxtepec en 1876. Durante ese largo periodo, las diferentes fuerzas políticas se vieron en la necesidad de persuadir a los ciudadanos a combatir en su propio bando. Los liberales recurrieron a un recurso muy eficaz para mantener viva la adhesión del pueblo a su causa: el discurso patriótico, que se realizaba sobre todo durante las conmemoraciones cívicas, y que todavía pervive en nuestras festividades patrias. Gracias a ello, en buena medida, en las asambleas populares los ciudadanos decidían alistarse en las filas republicanas y participar en las guerras, pues los pueblos eran comunidades críticas, participativas y en constante conflicto. En este libro se muestra uno de los innumerables casos de la utilización del discurso patriótico como recurso retórico creador de identidad colectiva en favor del bando liberal en la villa de Jonacatepec, estado de Morelos. El primer discurso fue pronunciado en la plaza pública el 27 de septiembre de 1845; siguen otros discursos del 5 de mayo de 1880 y de 1888, y del 15 de septiembre de 1902; por último, se hace referencia a un “discurso cívico”, hoy perdido, pronunciado por Agustín Aragón el 16 de septiembre de 1898. |