Una simple mirada a un mapa de la Península Ibérica nos indica que Galicia forma una región natural con unos límites muy bien dibujados, el océano por el norte y el oeste, una cadena montañosa por el este, y por el sur el río Miño y más montañas de ásperos caracteres, propios de un territorio de frontera. Una forma cuadrangular perfectamente acoplada al ángulo noroccidental, en la que su territorio, caracterizado tradicionalmente por una sociedad rural, ha sufrido profundos cambios en su modelo de asentamiento poblacional al compás de las distintas normas urbanísticas vigentes en cada momento. A lo largo de estos años, en Galicia se ha venido presenciando un panorama municipal claramente dual |