Las sociedades actuales son difícilmente concebibles sin la figura del Abogado. Este profesional, experto en leyes, conocedor de la técnica jurídica y de las estrategias procesales es, actualmente, un elemento imprescindible para la realización de la Justicia. Asegura el adecuado asesoramiento de los clientes, el principio de contradicción, la igualdad de las partes, tanto en un proceso como fuera de él; y, especialmente, garantiza el derecho de defensa, requisito imprescindible de la tutela judicial efectiva, pilar básico de un Estado de derecho. La consecución efectiva de estos principios y derechos y, en definitiva, el cabal cumplimiento de la función social inherente a la Abogacía, dependerá, fundamentalmente, del correcto ejercicio de la profesión. En este campo, la Deontología profesional del Abogado posee un papel insustituible. Este libro realiza un estudio de los principios éticos y deontológicos que, a lo largo del tiempo, han configurado la identidad del Abogado. Dichos principios aspirar a fomentar un modelo de profesional excelente, que asume, con responsabilidad, los trascendentales fines que la sociedad ha depositado en el colectivo del que forma parte.
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