Su historia inédita y única, como las huellas digitales o el ADN, le pertenecía y no le permitía penar o actuar como todo el mundo. Isabel había convertido a sus admiradores en amigos que terminaban por comprender su manera de pensar y de vivir. Su independencia. Su capacidad a desenvolverse sola les causaba cierto miedo y los hacía sentirse inútiles. Por frases que soltó varias veces Charles de Sainte-Marie, como “tu no necesitas de nadie” o “no te sirvo para nada”, Isabel tomó conciencia que los hombres seguían formateados para ser protectores y sentirse útiles y más fuertes, o sea, superiores.Secretamente pensaban que ellos no habrían hecho otra cosa por ella que cortarle las alas, pero algunos eran conscientes de que parte de la gracia de Isabel era justamente la de ser mariposa inaccesible, ola huidiza |