Bien ensambladas, las piezas que integran este ameno volumen consiguen ofrecer al lector un original (y no por eso menos realista) retrato del poeta Ángel Guinda. De su generosidad, claridad poética, buen humor, honradez, relación con los “paraísos artificiales” y otros muchos variados asuntos hablan las coplas y romances que, con motivo del sesenta y cinco aniversario de su amigo aragonés, compuso el autor, un malagueño muy vinculado a Zaragoza (más concretamente a Veruela y a las tierras del Moncayo)
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