Entre las principales razones por las que el fenómeno de la corrupción resulta tan difícil de combatir suelen mencionarse frecuentemente dos: por un lado, la dificultad de llevar adelante las investigaciones en un contexto en el que los actores directamente implicados tienen conocimiento y, en muchas ocasiones, control sobre los procedimientos de vigilancia e inspección. Por otro lado, las complejas ramificaciones que tienen los casos de mayor impacto, en los que frecuentemente se superponen testaferros, fi guras jurídicas instrumentales, productos financieros opacos y vínculos internacionales de difícil detección y seguimiento |