Pensar los desafíos de la filosofía ante el ejercicio político de la ciudadanía y sus diversas formas de resistencia se torna aún más urgente en el aislamiento al cual nos confina esta pandemia que nos azota y nos aleja de los tradicionales lugares de desempeño de nuestra tarea como docentes, investigadores, filósofos y filósofas pero también de sujetos políticos, agentes, ciudadanos y ciudadanas, en fin, de cuerpos que resisten. La escuela, la universidad, el aula, el espacio público de las plazas, incluso de las veredas, se encuentran vaciados de nuestras presencias y su ocupación cuando es posible se vuelve reglada por estrictos protocolos que cuidan y evitan nuestros contactos. ¿Cómo pensar el ejercicio de la ciudadanía, de la hospitalidad, de la resistencia en este contexto? La escritura de estos textos es testimonio de nuestra irreductible politicidad y de nuestra capacidad para estar con los otros aún en situaciones adversas. Es prueba de que aun en el aislamiento al menos en un ejercicio particular de este podemos pensar colectivamente. |