Algunas de las películas más recordadas de la historia del cine estadounidense tienen como protagonistas a abogados heroicos, jueces incorruptibles o falsos culpables. Pero también desfilan por sus fotogramas abogados corruptos, jueces poco memorables y clientes nada recomendables. El cine jurídico tiene una larga tradición y ha construido un complejo discurso sobre los riesgos y amenazas que asedian a la democracia en Estados Unidos. Las películas aquí analizadas apelan a ciertos principios fundacionales de la república como antídoto frente a los ataques por parte de quienes pretenden socavar el juego democrático y servir a intereses privados o corporativos, olvidando el bien común. La evolución de ese cine jurídico se ha visto marcada por el contexto sociopolítico y ha obedecido a diferentes factores de orden histórico, ideológico e industrial. El presente texto supone un intento por construir una historia cultural del cine jurídico estadounidense, analizando las películas esenciales del género y los debates jurídicos y políticos allí planteados. Filmes como El joven Lincoln, Furia, Doce hombres sin piedad, La herencia del viento, Matar a un ruiseñor, Justicia para todos o Acción civil plantean un diagnóstico sobre la deriva antiliberal sufrida por la democracia de EE. UU. y sobre los riesgos a los que se han enfrentado tanto ciudadanos anónimos como famosos abogados o políticos. Por estas páginas desfilan personajes como Abraham Lincoln, Atticus Finch, Clarence Darrow, Frank Serpico, Andrew Beckett o Joe Miller, protagonistas de diferentes luchas por los derechos civiles y políticos, y representantes de una conciencia liberal siempre dispuesta a luchar contra las injusticias del sistema. |