«Mercedes acusó el golpe del terrible tortazo, haciéndose daño en el hombro derecho por la caída; no esperaba en absoluto esa reacción brutal de su marido. Claro que le pegaba a veces pero, en ese momento, no pensó que iba a maltratarla de esa manera. Cuando pudo recomponerse, observó a su esposo que le miraba con los brazos en jarras, en actitud chulesca y desafiante...» Como refleja el autor, la realidad cruel y denostada de la vida en este capítulo tercero, cuyo título no precisa mayores explicaciones: «Como la vida misma». |