Premio Hans Christian Andersen 2012.
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La escritura envolvente de estos cuentos, que por momentos alcanza una sensualidad perturbadora, va urdiendo una filigrana de objetos familiares o aun, en apariencia, banales a cuya cercanÃa uno se entrega con confianza. Pero solapadamente, casi a contrapelo de esa escritura, se nos va revelando una realidad incómoda, a veces brutal, en la que, el lector advertirá con inquietud creciente, todo lÃmite aceptable puede
ser traspuesto.
Creo que en esta tensión ininterrumpida entre lo diurno de la narración y la oscuridad última de lo narrado reside lo singular "el sello propio" de este libro fascinante de MarÃa Teresa Andruetto. Sus personajes, concebidos desde lo reconocible y lo mundano, avanzan sin apelación hacia la crueldad, el desaliento, el fracaso o la muerte.
En cada uno de los cuentos de CacerÃa acecha el zarpazo de "lo que no querÃamos ver". Y sin embargo, como un remanso secreto, en el negativo de estas historias se puede advertir la piedad de MarÃa Teresa Andruetto, su sabidurÃa, su convicción de que las leyes feroces que a veces rigen el comportamiento de la gente podrÃan, en algún cruce del camino, ser trasgredidas.