A finales de los años 1920, jóvenes arquitectos y diseñadores catalanes confluyeron en la necesidad de renovar los planteamientos estéticos y filosóficos del arte. Buscaban huir de cualquier embellecimiento o decoración innecesaria, proclamaban que la forma debía someterse a la función, y que no podía haber belleza en algo que no fuese útil. A la vez, también querían conseguir que la gente corriente, las llamadas clases populares, tuvieran viviendas dignas y de calidad. Reunidos en torno al Grup d'Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l'Arquitectura Contemporània, el famoso GATCPAC, estos jóvenes arquitectos trabajaron en sintonía con los grandes artistas del momento |