El trauma, esa aguja punzante, esa piedra ácida y pesada que nos devora y atraganta, tiene la capacidad de esconderse en nuestro cuerpo, en nuestra mente, haciéndonos olvidar aparentemente su recuerdo para poder seguir viviendo. Como si hubiésemos atravesado el río Lete, entre el sueño, la discordia y la muerte, nuestro ser necesita del olvido para soportar la existencia. Escondido en zonas inconscientes donde habita lo innombrable, el trauma conduce nuestra vida sin saberlo, haciendo de ella un lugar de sufrimiento. Este libro, el primer volumen de dos, fruto de un vasto proyecto de investigación, nace con el objetivo de desvelar lo oculto, por ello toma el nombre de Aletheia (auténtica verdad, en griego). Quiere abrir, con delicadeza y ternura, la cicatriz que cerró en falso un dolor que vive intenso en nosotros, a veces, desde nuestra primera infancia. La creación, como acompañante más allá del lenguaje discursivo, pone imágenes, metáfora, sonido a una herida impronunciable |