La sobriedad expresiva de la obra de José Cereijo recoge e intensifica una sensibilidad interior que se agarra al último rescoldo de vida y de felicidad posible o que, en los peores momentos, ejerce la dignidad de la contención. No es ni en las formas ni en los temas donde encuentra el necesario temple personal, la voz reconocible sin la cual la poesía no consigue entablar una conversación con el lector. Esa personalidad suya tan clara nace de la íntima comunión entre unas y otros. La antología es personal no sólo porque el autor la haya escogido él, sino porque en estos poemas escogidos nos habla una persona, algo que parece obvio, pero que ocurre en raras ocasiones. Es un privilegio que sólo alcanza la poesía verdadera |