Con un lenguaje sobrio y contenido; con una inteligente ingenuidad; con una sensualidad exquisita y esencial, y con un afán culturalista que huye de lo anecdótico, nuestro poeta consigue no sólo hacer vibrar interiormente al lector con sus reflexiones sobre el quehacer artístico, sino, en especial, entregar un libro de poderoso lirismo, cargado de sed de belleza y de ansias de infinitud; un libro iluminador en el que su autor parece encontrarse en estado de gracia, sin perder en ningún momento la intensidad de la emoción ni la capacidad para expresar mucho más de lo que se percibe a través de las palabras. Libro, en suma, desbordante: poesía en toda su pureza. |