Albores y pioneros del teatro en Costa Rica es una investigación del dramaturgo costarricense Jorge Arroyo Pérez, quien, a partir de diversas fuentes primarias y secundarias, reivindica el inicio del teatro moderno en ese país. Las más antiguas manifestaciones escénicas documentadas allí acaecieron durante unas fiestas barrocas celebradas en 1725 en la deslucida ciudad de Cartago, entonces capital de un territorio tenido como el más pobre y marginal del imperio español. Los festejos, convocados para proclamar al rey Luis I de España, abarcaron once días con desfiles, espectáculos y regocijos, realizados con la mayor pompa posible en aquel contexto. El gestor fue un gobernador español excepcional: el capitán Diego de la Haya Fernández, quien ofreció a los colonos espacios y tiempos mágicos salpicados de elegantes cabalgatas, emocionantes escaramuzas, competentes juegos ecuestres, animados bailes, opíparos festines y esplendentes fuegos artificiales, concluyendo con tres espectáculos teatrales sobresalientes: una loa compuesta por él mismo; una obra de Calderón de la Barca y una deslumbrante naumaquia de tierra, librada en la Plaza Mayor de aquella depauperada provincia en la cintura del continente americano. |